Frente a mi.

La observaba fijamente, pero con cautela, como para que no se diera cuenta de que mi mirada estaba pegada a ella. Observé su cuerpo, sus brazos, su piel, su cara, sus ojos, los cuales también me miraron a mi al mismo tiempo e inexpresivamente. Desvié la mirada por unos segundos, pero volví a mirarla, me parecía haberla visto antes, pero parecía una completa desconocida, una desconocida que escondía algo bajo su mirada, detrás de esa cara tímida y patética, detrás de su belleza torpe.

-¿ Pero, qué has hecho?. Susurré, más hacia mi misma que hacia ella, pero suficientemente claro como para que me escuchara, la miré a los ojos, y noté que también me miraba, con esa expresión de tristeza, nostalgia y duda, para después, bajar su mirada y soltar una lágrima.

En su cara parecía haber enojo por estar llorando, pero al parecer no se podía controlar. Presionó su quijada, su respiración se hizo más pesada, sus manos temblaban, me miró de nuevo y finalmente pronunció: "Gritaría, ¿sabes?, gritaría tan fuerte que toda la ciudad me escucharía, gritaría haciendo un sonido gutural casi como el de un demonio, o un simple cantante de screamo, presionaría mis dientes tan fuerte, que sangrarían mis encías, arañaría la pared hasta deshacerla y hasta destruir mis uñas. Pero al final, lloraría, lloraría sin consuelo, lloraría hasta secarme, lloraría frente a todos".

Pero suspiró y volteó hacia la ventana, como si estuviera buscando algo, como si sus lágrimas le impidieran ver, finalmente se calmó.

Estiré mi mano para tocar su hombro, el hombro de esa desconocida, pero en ese momento, ella también estiró la suya y tomó mi mano, la miré con duda y ella también lo hizo, pero después me miró fijamente, y esbozó una sonrisa malévola, la más malévola que pudiera haber visto.

Quise tomar su cara, pero en cuanto levanté mi mano, ella hizo lo mismo, y al estirarme, sólo pude tocar el vidrio, mientras ella hacía lo mismo. Suspiré decepcionada y seguí observando a la desconocida que estaba del otro lado del espejo...