28 de enero de 2011

Sobre copycats

Parece que tengo una suerte increíble para stalkers.

Era una fría mañana de viernes, tan monótona como siempre, hasta que ¡BAM! Me robaron mi identidad.
Así es, gente, vayamos al grano, soy tan cool que alguna tipa pendeja quiere ser yo.
Resulta que alguna tipa pendeja cuyo nombre no mencionaré porque empieza con S y termina con aira Wolff, me stalkea, se roba mis fotos de facebook y las pone como fotos de perfil, se robó mi descripción y pone fotos mías en Messenger.
Lo admito, al principio cuando me lo dijeron sentí miedo. Que tal si era una psicópata/stalker/señor cuarentón pedófilo y bigotón y me secuestraba y vendía mis riñones para después quedarse con mi cuerpo, matarme, disecarme y hacer de mí una estatua.
De inmediato me alarmé e hice mi perfil privado directo desde mi iPod y a media clase de Educación Para la Salud.
Aunque en el fondo era ligerísimamente emocionante. Significa que soy tan cool que tengo una stalker que me roba mi identidad. Fuckin' great.

Pero oh, las cosas eran muy, MUY diferentes a como yo creía.
Resulta que yo ni conozco a esta tipa, sólo sé que es amiga de un amigo de una amiga a la que le hizo lo mismo hace algunos meses.
Y tiene catorce años. Creí que gente tan patética no existía en realidad; después me sentí estúpida por asustarme.

Mi ego boost duró poco, porque al parecer, no sólo se robó mi identidad, también la del Ninja Peruano. 
Ajá.
Resulta que sólo se robó una foto mía y a menudo se roba mis tweets y los del Ninja para ponerlos de status.
Además de robarse muchísimas entradas del Ninja, publicandolas como sus Notas, pero sólo cambiando nombres y algunos adjetivos con "o" a "a", fusionó nuestras descripciones Facebookeras, copypasteó mis películas y la música del Ninja, mis Quotes y sus empleos. De hecho creo que robó más fotos del Ninja que mías. 

¡Carajo!, mi primer robo de identidad, y no es exactamente mío, es del Ninja. Es patético, ni siquiera soy yo su ídolo, es el Ninja Peruano, yo sólo soy la cara bonita.
Esta puberta tiene problemas, quiere toda la personalidad del Ninja, pero mi encantadora belleza zombie; porque, sí, al robarse mis fotos tuvo que escoger la peor: Donde soy un zombie; carajo, Saira, ¿no puedes hacer algo bien?
Si te vas a robar mis fotos y ponerlas de perfil, al menos pon una donde salga bien, ¿no?

¿En serio la gente tiene tan poca identidad y es tan poco creativa que se tiene que robar la vida de los demás?
Esto afecta mi alma, dignidad y orgullo de muchas maneras. Primero porque, ¿quién se cree para creerse yo y robarse mis fotos, tweets, notas, etcétera? y porque ni siquiera está en realidad persiguiéndome a mí, ja.

En fin, supongo que esta es una historia más, inconclusa y mal redactada que vengo a contarles porque estoy indignada y no tengo nada mejor que hacer. 



20 de enero de 2011

Cosas que me enojan.

Tal vez sólo soy yo que soy muy grumpy, o simplemente hay muchas cosas que me enojan y me ponen de mal humor; así que, he aquí otra de mis inútiles listas, esta vez, resolviéndoles dudas sobre lo que me enoja/molesta/loquesea.

Here we go, les importe o no.

  • Pisar zapatos, pedazos de basura, cables, cosas picudas, etcétera, con los pies descalzos. Es como esos dolores que enojan, y te hacen querer acuchillar al objeto recién pisado con maldad y furia. ¿No soy sólo yo, verdad?

  •  Otro dolor que enoja. Que me pellizquen los brazos, la parte interna, la parte flácida y grasosa; sólo me enoja cuando pellizcan el pellejo nada más, de hecho el enojo viene incluido con un golpe automático sin importar quién seas; también me pasa cuando llega alguien y me pica las costillas muy agresivamente.

  • Los diminutivos estúpidos y/o innecesarios. Cosas como: sopita, comidita, agüita, salsita, saloncito, pastelito, escuelita, almohadita, papitas, lapicito, mamita...

  • La palabra comer, comida, y sus derivados, ja. Comidita.
    No es tanto un enojo, es como molestia, o una sensación que ni yo sé describir. Por eso siempre digo "tragar", que se escucha mil veces peor, pero esa es la ironía del asunto.

  • La gente ególatra y mamona; gente que no puede dejar de hablar de sí misma y por lo mismo se inventa millones de historias y anécdotas estúpidas. Curioso, porque el gatonejo es la persona más mamona que existe...supongo que su cinismo lo salva.

  • La gente que masca chicle como vaca.
    Algo que hoy vi muchas veces en el metro; la típica señora, ustedes saben, no es la persona más fina del mundo, pero ok, no importa, mientras no afecte a nadie...además no me gusta prejuzgar y todo eso; pero me dan unas inmensas ganas de agarrarla a patadas cuando la veo mascar...como vaca, haciendo ruidos insoportables y mostrándonos su boca.

  • Las típicas palabras adolescentes y las pésimamente modificadas. Ejemplos: Akapulkirri, agustirri, legaaal, "goeiii, es que literal, te amoooo", te amísimo, bien ahí, tú muy mal, fiestini, musikirri y todas sus variantes estúpidas.

  • Las computadoras lentas. No sé si sólo me pasa a mí por geek, pero es sumamente desesperante.

  • Que me despierten agresivamente cuando estoy dormida, que griten como idiotas mientras estoy dormida, que me digan floja; básicamente porque sí lo soy.
    Y tengo experiencia de gente pendeja alrededor de mí mientras duermo, porque el 40% de mis clases las paso dormida.

  • La gente pretenciosa y culturosa.
    De esos que hacen su mayor esfuerzo para hacerte sentir ignorante, de esos que te puedes imaginar en La Condesa, con lentes de sol, un cigarro, un café y un libro pretencioso que adentro probablemente tenga una revista TV y Novelas. De esos que intentan parecer filósofos, cultos y profundos a toda costa, pero nomás no les sale.

  • Ver a la gente comiendo.
    Creo que no me molesta ver a todo mundo, once again, sólo a la gente desesperante, a quienes comen con la boca abierta, los que comen como vaca, los que mueven la mandíbula en círculos, los que hacen ruido, los que al tragar separan los labios repetidas veces creando un sonido sumamente insoportable, los que mastican demasiado rápido, los que muerden como si su comida fuera a escapar, y podría seguir y seguir...

  • La pregunta "¿Qué cuentas?". Lo típico que la gente dice cuando ya no sabe que preguntarte, y es lo menos creativo del mundo.
    -¿Y...qué cuentas?
    -Que un idiota que no tiene tema de conversación me está pidiendo que le cuente algo para romper el momento incómodo, eso cuento.

  • La gente sin sentido del humor. De esos que se toman muy a pecho absolutamente todo lo que dices, se ofenden, no comprenden sarcasmos ni ironías; de esos que te arruinan cualquier cosa humorística que puedas decir porque se la toman muy literalmente.

  • Gente que bosteza como león. Si quisiera ver tu garganta, te lo diría, así que gracias, pero no quiero verla.

    • Comer demasiado y sentirme llena.
      Cuando sientes que ya ni el aire cabe en ti, cuando tu pantalón te hace una lonja frontal insoportable, así.

    Y muchas cosas más que me molestan pero no vinieron a mi enferma mente en estos momentos, así que probablemente algún día haga la segunda parte, en caso de que la duda no los deje dormir.

    16 de enero de 2011

    Escucha.

    -"Balbuceas". 
    Me lo dicen a menudo cuando empiezo a hablar bajito y aumento o disminuyo mi velocidad drásticamente. Siempre he dicho que cuando hago eso no le hablo a nadie en específico, sólo lo digo, como diciéndole algo al aire para que le llevara mis palabras a quien las quisiera escuchar; pues al final, uno decide lo que quiere saber, lo que quiere escuchar, a lo que le quiere hacer caso. Por muy lejanas que las palabras estén, si quieres escucharlas, lo harás.

    Creo que soñé, justo hoy.
    Con el frío de Enero, con la noche y las calles oscuras, con la gente y una calle vacía, una calle con música, una calle con música y un abrazo.
    Tenía frío, a pesar de mi playera, mi camisa azul y mi chamarra, tenía frío, no podía dejar de temblar, me envolvían el frío y un par de sentimientos; a pesar de todo me sentía bien, me sentía cómoda.

    Mi mirada al piso y unas palabras tímidas, sentía un latido, el latido de un corazón en mi mano derecha, una mueca de ternura y la música aún a lo lejos.
    El frío de Enero jamás se iba, venía con la luna por alguna razón. Una, dos, tres sensaciones intensas, simples e insignificantes, pero para mí, para mí tan grandes.

    Después del frío vendrían tardes eternas y manos perfectas, un par de risas acompañadas de lágrimas y el llegar de la noche, tan sólo para volver borrosamente a esa calle, esa casa y esas luces, el piso hexagonal y la espalda en el asfalto, me volvían a envolver el frío y un par de sentimientos, el latido regresaba, y yo me contraía. A veces la vida te deja sin respiración.


    Soñé. ¿En realidad soñé?
    Se siente en mi piel y creo que es real; se ve tan lejano y siento que es un sueño.
    A veces es raro escuchar los propios sueños.

    10 de enero de 2011

    ¿Les conté sobre mi falta de habilidad para buenos títulos?

    Siempre he dicho que, usualmente, los problemas que nos preocupan no son tan grandes ni graves como creemos que son, de hecho son insignificantes, pero como seres humanos nos gusta martirizarnos y sufrir y hacer de pequeños problemas, problemas más grandes.
    No me pasa sólo a mí, ¿verdad?

    El punto es que, como una grandiosa epifanía, después de preocuparme sin razón, alargar problemas, crear otros pequeños problemas con los mismos pequeños problemas que ni siquiera eran problemas, me siento liberada.
    Como el sabio Lobo con acento en la Ú me dijo una vez, "Someday we're gonna rise up from these chains and keep on flying". Si entienden inglés, bien, si no, pobrecitos porque no les voy a traducir.

    Así que, volviendo al tema, sí, me siento liberada y sé que no les interesa, pero...no me importa, me siento liberada y punto, liberada y feliz, tranquila como no había estado en mucho tiempo.
    En fin, ¿por qué les cuento esto? no sé, en caso de que la duda no los dejara dormir y en lugar de contar ovejitas contaran problemas de Mystique.


    Y justo aquí iba un asesinato, o más bien...un intento de asesinato, pero a la mera hora se me fue la inspiración asesina y me convencieron de publicar este post cursi, patético y sin sentido que insisto, hubiera sido mejor si abajo hubiera estado el asesinato, al menos así se les olvidaba lo patético y senseless del asunto.

    4 de enero de 2011

    Tardes.

    Una de esas tardes en las que me dan ganas de leer todas esas cosas cursis y melosas, sentimentales y acogedoras.
    Una de esas tardes en las que siento que voy a explotar, explotar de sentimiento.
    Una de esas tardes en las que quiero subirme al carro, poner la música fuerte, dejar que el aire toque mi cara mientras me pierdo en algún lugar de la carretera, mientras veo el atardecer, mientras conduzco hacia algún lugar donde te encontraré.


    Esas tardes en las que me gusta respirar profundo y sentir cómo mis pulmones se llenan de aire, lo transforman y lo sacan en forma de mi aliento cálido.
    Esas tardes cursis.


    Tenía ganas de abrazarte, de sentir al sol débil entrando por la ventana, de quedarme dormida entre tus brazos, olerte, recordar tu olor para no extrañarte.
    Pasaría mis manos por tu cabeza, tú cerrarías los ojos y sonreirías, me abrazarías.


    Te observo en mi mente, tu piel, tus dientes, tu cabello, tus manos, tus ojos, tus ojos, tus ojos, tan hermosos, pero tan difíciles de mirar, trataría de observarte prolongadamente, antes de que tu mirada me intimidara, y mientras te veo a los ojos, sentiría ese baile invisible que nace cada vez que te miro en silencio, como si nuestros ojos se conocieran por primera vez, con la inquietud de que tú también me miraras, con la sonrisa automática, con la curiosidad de recordar cada milímetro de tu cara, tu brillo, tus alas, tu mirada intensa, tu sonrisa de superioridad, tu expresión fija, tu sonrisa.


    Todo eso en segundos, los pocos segundos que te puedo ver a los ojos sin bajar la mirada a pesar de los meses.